Del espectador al relato: redefiniendo los conciertos con narrativa visual inmersiva
Por Hartmut Kulessa, European Marketing Manager, Visual System Solutions at Panasonic Connect Europe
Se está produciendo una revolución silenciosa en el mundo del entretenimiento en directo. No se trata solo de sistemas de sonido más potentes o luces más brillantes; se trata de cómo queremos sentirnos nosotros, como público. Ya no queremos limitarnos a ver un espectáculo; queremos estar totalmente inmersos en él, formar parte de la historia. Este cambio ha acelerado la popularidad y la demanda entre el público, que ahora busca experiencias emocionalmente atractivas que vayan más allá de una experiencia convencional y que sean tecnológicamente avanzadas.
Y eso es exactamente lo que Cercle Odyssey se atreve a ofrecer.
Por qué la inmersión importa más que nunca
Afortunadamente, ahora cuento con la experiencia suficiente tras haber trabajado durante muchos años en la confluencia entre la tecnología y la comunicación, y he podido observar de primera mano cómo han evolucionado las expectativas del público. Vivimos en una época en la que las personas desean conectarse; las experiencias inmersivas responden a esa necesidad. Nos invitan a participar cada vez más en la experiencia de algo, en lugar de limitarnos a observarlo.
Esto es más que una moda pasajera; es un cambio cultural que se ha desarrollado durante décadas, ya que el deseo de replantearse los eventos inmersivos en directo se ha vuelto cada vez más urgente.
Un buen ejemplo es The Great Music Experience de 1994, celebrado en el histórico templo Tōdai-ji de Japón. Este evento fue más que un concierto en directo; su objetivo era fomentar la unidad global, elevar la música a un plano espiritual y hacer que el patrimonio cultural resultara más atractivo para las generaciones más jóvenes. Aprovechando la grandiosidad del templo, la iluminación espectacular y las actuaciones interculturales, se adelantó a su tiempo al fusionar la cultura y la ubicación en algo visual y espiritualmente inmersivo.
En los 30 años transcurridos, numerosos artistas han experimentado desde entonces con la forma de elevar las experiencias musicales tradicionales. La gira mundial Music of the Spheres de Coldplay transforma cada estadio y recintos en entornos vibrantes y participativos, combinando la conciencia medioambiental con la participación emocional y visual.
Yendo un paso más allá, ABBA Voyage utiliza la captura de movimiento y CGI para crear avatares digitales que actúan junto a una banda en directo. Esto ofrece una actuación virtual realista, proporcionando una conexión multigeneracional con una banda que actuó por última vez en 1982.
Redefiniendo el entretenimiento en directo
Cercle Odyssey, la primera gira de conciertos itinerante e inmersiva del mundo, reinventa el formato de los conciertos como un viaje artístico sin precedentes. Anima al público a disfrutar de la música en directo y de una experiencia inmersiva, combinando música en directo, cine y efectos visuales en 360° para crear una experiencia única y cautivadora que ya ha conquistado a miles de personas en Ciudad de México, Los Ángeles y París.
¿Qué lo hace tan poderoso? Por un lado, es totalmente intencionado. Tiene un propósito. Desde la política de no usar teléfonos móviles, que fomenta el vivir el momento, hasta el aire perfumado, cada detalle está diseñado para crear un espacio en el que el público pueda sentir una conexión sin igual con su entorno. Cercle quiere que los asistentes al concierto experimenten un significado más profundo, en lugar de crear un espectáculo por el simple hecho de hacerlo.
Una experiencia compartida
Crear un momento “yo estuve allí” para el público sin que este vea la experiencia a través de una cámara, en lugar de vivirla realmente, es todo un reto en un mundo dominado por los smartphone y las redes sociales. Aquí, Cercle Odyssey adopta una postura radical: impone una estricta política de prohibición de teléfonos móviles durante las actuaciones. Esta decisión no tiene que ver con la restricción, sino con la liberación. Al eliminar la distracción de las pantallas, el concierto se convierte en un espacio para disfrutar del momento.
Frustrados por el tiempo que pasamos frente a la pantalla, todos dicen que “les encantaría desconectarse por un día/una semana/un mes”. Asistir a la experiencia Cercle Odyssey es un catalizador para esta desintoxicación digital; ofrece un espacio donde las personas pueden sentir, reflexionar y compartir un viaje emocional colectivo con lo que está sucediendo a su alrededor y en el escenario.
A hombros de gigantes
Los conciertos tradicionales tienen su propia magia. Hay algo atemporal en estar entre la multitud, cantando tu canción favorita y sintiendo cómo el bajo resuena en tu pecho. Podría decirse que, para ser un verdadero fan de un artista en particular, necesitas verlo en vivo.
¿Por qué? En pocas palabras, no se puede disfrutar de la experiencia de asistir a un concierto a través de una pantalla de la misma manera que se disfruta en persona.
Por ejemplo, quienes no asisten a eventos en directo argumentarán que es mejor seguir un partido de fútbol o una carrera de motos desde la pantalla de tu smartphone que desde el propio estadio. Y claro, eso puede ser cierto. Pero, cuando se viven realmente los acontecimientos, nadie recuerda aquella vez que se sentó en el sofá frente a un Gran Premio de Fórmula Uno. Puede que recuerden el resultado, pero la sensación de estar allí y contar esa historia durante años es difícil de reproducir.
Los conciertos inmersivos son lo mismo. Llevan la intensidad de lo que está pasando a un nuevo nivel. No solo amplifican la música; Amplifican el significado de estar allí.
Dicho esto, hay una línea muy fina entre hacer que los conciertos sean inmersivos y recurrir a trucos publicitarios. No todas las experiencias inmersivas dan en el blanco. Cuando la tecnología eclipsa a las emociones, el resultado puede parecer vacío. Cercle Odyssey evita esta trampa al basar su tecnología en una narrativa visual, en la que cada elemento contribuye a profundizar la historia.
Sin embargo, los conciertos tradicionales ofrecen espontaneidad y energía en estado puro que a veces faltan en los formatos inmersivos: ¡a todo el mundo le encantan los bises! Al fin y al cabo, hay espacio para ambas. El futuro del entretenimiento en directo no consiste en sustituir un tipo de experiencia por otro, sino en explorar lo que es posible.
Sostenibilidad como principio
El público no solo busca espectáculos visuales. Quieren saber que las experiencias que apoyan son ética y ambientalmente responsables. Tomemos como ejemplo la gira de Coldplay mencionada anteriormente. Redujo las emisiones mediante el uso de energía renovable procedente de paneles solares y pistas de baile cinéticas, al tiempo que involucró directamente a los aficionados al proporcionarles pulseras LED reciclables.
Cercle Odyssey integra la sostenibilidad en todos los aspectos de su diseño. Todo el equipo se alquila localmente para reducir las emisiones del transporte, y se utilizan pantallas de proyección de lona en lugar de pesados paneles LED, lo que reduce significativamente el impacto de carbono.
Este es un excelente ejemplo de cómo evitar los trucos publicitarios; es un compromiso que refleja una expectativa creciente entre el público. Cercle Odyssey demuestra que es posible ofrecer actuaciones impresionantes sin comprometer estos valores fundamentales.
Lo que significa experimentar
En un mundo saturado de contenido y miedo a perderse algo, lo que realmente buscamos es conexión y autenticidad. Cercle Odyssey nos recuerda que las historias más poderosas no solo se cuentan, sino que se viven.
¿Y tal vez ese sea el futuro del entretenimiento? No más grande ni más ruidoso, sino más intenso.
Créditos de imágenes: @CERCLEODYSSEY@Eureka, media.
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